La luz del farol es la primera lucecita que nos lleva hacia la Navidad. Es un momento de agradecimiento e interiorización y de compartir.
Si observamos la Naturaleza, parece que todo esté dormido: los campos marrones, los árboles sin hojas, los bosques silenciosos…, sin embargo es la época en la que mayor actividad se da, la luz ha descendido al interior de la tierra y de esa forma las semillas empiezan a crecer: raíces hacia abajo y tallo hacia arriba y a finales del invierno podremos ver esos primeros brotes buscando la luz del sol que volverá a subir. De la misma forma, es momento de cultivar toda esa vida interior para que podamos “brotar” de nuevo en primavera.
Este paso de la luz a la oscuridad y cómo, a pesar de todo nuestra luz interior sigue brillando, está explicada de forma muy bonita en el cuento "La niña y el farol"
El día 11 de noviembre se celebra esta fiesta con familiares y/o amigos de noche. Después de encontrarse, se lee el cuento, se encienden todos los farolillos y se sale de paseo. La imagen es preciosa y queda grabada en el corazón de las familias, que la recuerdan y la esperan cada año. A la vuelta del paseo, se canta en corro alrededor de los faroles y se termina comiendo un pan hecho a mano y castañas asadas.
Tanto los farolillos, como el pan y las castañas se preparan antes de la fecha señalada.