El adviento... una cuenta atrás ¿para qué?
Astronomía
Si os salen las cuentas, eso es exactamente el 25 de Diciembre: LA VUELTA DE LA LUZ. A partir de ahí, aunque es «oficialmente» invierno, los días empiezan a ser progresivamente más largos, hasta el Solsticio de Verano que es el día más largo del año. Y vuelta a empezar!
Mitología Navideña
Numerosas celebraciones de culto al Sol se llevan a cabo durante esas fechas, en el Hemisferio Norte, a lo largo de la historia de nuestro planeta. Las que nos tocan más de cerca culturalmente son las de los Romanos: el Sol Invictus (el «sol invencible«, que renacía el 25-D) y Saturnalia (dedicadas a Saturno, Dios de la agricultura, la abundancia, la libertad y la regeneración). Estas fiestas eran tan grandes y populares que fue imposible prohibirlas para instaurar el Cristianismo, y por ello tuvieron que sustituirlas, progresivamente, por la celebración del nacimiento del Niño Jesús (aunque ya han comprobado que no nació en esas fechas) y desplazar los ritos paganos a Año Nuevo.
Pero mucho antes de esto, ya los Celtas y otras culturas nórdicas paganas, hacían rituales de Adviento para CONTAR los días que faltaban para el «final de la oscuridad», venerando a la Luz y a la Madre Tierra. Decoraban sus árboles desnudos con hojas perennes, velas y frutos, a modo de protegerlos del frío y de llamar a la luz, para que el verano viniera pronto y augurara buenas cosechas. Sí, de ahí viene nuestro árbol de Navidad: es un ritual de abundancia en toda regla. Y se protegía y adornaba a un árbol VIVO, no se mataba a uno para ponerlo en casa!
La Corona de Adviento también procede de esas culturas y la Iglesia lo adaptó a su ideología. Tiene una fuerte simbología en el uso del círculo como representación de lo cíclico (las estaciones), de la planta perenne como la persistencia de la vida y de las velas como llamada al sol.
Iventos
Planteamiento de Navidad diferente
No hay nada de malo en regalarles las cosas abiertamente, sin contarles milongas ni condicionar esos regalos a «si tal o si cual». Como en un cumpleaños, que ellos sepan desde el principio que este regalo (que conmemora la generosidad de San Nicolás, el nacimiento de Jesús, el Tió o como os de la gana llamarlo…) viene de los papis, los abuelos, los tÍos…
Ya veis que la celebración Navidad original no va de regalos sino de esperar desde la alegría y el festejo, que acabe el invierno pronto para que el año siguiente la vida resurja con fuerza y haya buenas cosechas. Investigando un poco los orígenes de las cosas, podéis contarles a vuestros hijos las historias reales de todo, para que crezcan desde la coherencia, y de paso os liberáis vosotros también. No es justo ilusionarles para luego desilusionarles cuando «sean mayores», mientras nos excusamos con lo bonita que es la inocencia y defendiendo que una infancia feliz debe tener unas navidades mágicas. Hay ya suficiente magia, como defendía María Montessori, en el mundo, en la naturaleza y en las cosas reales; solamente hay que aprender a verla.
Así que aquí nadie os dice que no lo llenéis todo de lucecitas, de árboles (vivos por favor!) con bolas muuuuy brillantes, de belenes (o minimundos de invierno!), Papás Noeles, regalos… Nadie os prohíbe que os pongáis las botas comiendo y bebiendo manjares exquisitos, que vayáis a patinar sobre hielo, a la misa del gallo, a los mercadillos navideños… Simplemente quería recordaros la esencia de lo que se celebra, lo que a mí me ha servido para entender la Navidad de verdad, sin sentirme una marioneta del sistema.
Así que NO, yo no voy a mentir a mi peque, porque no hace falta. Todos tenemos LA ELECCIÓN FINAL: nuestros regalos pueden ser pocos y buenos -respetuosos con el medio ambiente-, nuestro árbol puede estar plantado o ser replantado en un bosque al acabar, nuestra Navidad puede estar igualmente llena de amor, ilusión y actividades estacionales geniales, viviéndola desde la verdad. Y nuestros hijos pueden elegir por sí mismos creer o no en Santa Claus, sabiendo que es solamente una historia, y que la Navidad simboliza algo mucho más profundo y ancestral que el recibir regalos a diestro y siniestro.
Y respecto a las creencias de los otros niños… Pues igual que hay familias con distintas religiones, distintas formas de alimentación, distintas culturas… adaptemos a este tema esa DIVERSIDAD, RESPETO y TOLERANCIA por la que tanto luchamos a diario. Que cada uno sea como quiera, responsable de sus actos y críe a sus hijos como pueda, de acuerdo a sus propios principios.
Mentiras blancas
¿y por qué lo hacemos sistemáticamente desde la infancia?
Por eso aparte de la actividad artística de crearlo, os propongo una serie de ideas para rellenarlo y que no sean simplemente «juguetitos» que van a interesarles un rato y ya… En este calendario todo lo que hay se puede (y debe) guardar para jugar TODO el AÑO!
Además es una actividad muy chula que se puede hacer con los peques en varias fases (y sin que deje de ser sorpresa!). Según la edad del niño se puede hacer más o menos complicado, más o menos abstracto. El nuestro es súper abstracto y ha quedado precioso. Seguid leyendo y veréis!!
Fase 1: Proceso
Durante esta actividad no hay expectativas por un tipo de resultado, sino que lo que importa es el proceso en sí, que se va viviendo según surge. No hay mal ni bien, no hay reglas. Podéis, eso sí, limitar la paleta de colores, o elegir ciertas herramientas anticipando algún resultado… Yo rescaté papel marrón de envolver de un pedido y guardé muchos rollos de papel higiénico, compré pegatinas con números y unas cuerdas. Sacamos las pinturas, corté una MANZANA Y ya está! Actividad creativa montada.
Y cuando estuvo todo seco pusimos las pegatinas de números. Como además de encantarle las pegatinas, está justo aprendiendo a contar y le llaman muchísimo la atención los símbolos de números me pareció una actividad perfecta.
Los rollos de papel higiénico, los convertimos en cajitas de regalo envueltas con los papeles estampados y lo colgamos todo de una rama seca que recogimos en alguno de nuestros paseos por el campo junto con algunos tesoros.
Fase 2 : Top Secret
- un juguete de construcción con piezas separado «por fascículos»,
- materiales de manualidades para ir haciendo proyectitos cada tarde,
- materiales para la mesa de luz -podéis comprar plástico, resina o metacrilato y hacer vuestras propias formas-
- adornos navideños para colgar en el árbol o por la casa, o elementos para hacerlos,
- papelitos con actividades para hacer en familia (ir a sitios, cocinar cosas, jugar a cosas, etc),
- experimentos científicos (¿conocéis The Dad Lab? -de ahí sacáis ideas para 8 calendarios!)
- si os lo curráis mucho podéis recolectar materiales para mini-invitaciones de juego
- o para invitaciones creativas.
- proporcionar todo lo necesario para ir haciendo un mini-mundo concreto a lo largo del adviento: un hábitat polar, un pueblito nevado de navidad o un Belén por ejemplo…
- o para la mesa de estación! Ahí podéis hasta incluir algún cuento…
- si los niños leen se pueden preparar mini-historias, acertijos o búsquedas del tesoro…
- o poner materiales de repostería para ir completando una casita de jengibre
No puedo parar… Es que es un tema divertidísimo y con muchas posibilidades! Y bueno, por mucho que os diga yo aquí, cada uno sabe mejor que nadie lo que va a triunfar con sus hijos. Dadle un par de vueltas que seguro encontráis algo guay.
La idea del Calendario de Adviento Alternativo es ofrecer EXPERIENCIAS antes que OBJETOS.
Crear RECUERDOS imborrables de momentos ÚNICOS, en casa, en familia…
Nosotros este año, hemos decidido poner papelitos con diversas actividades y experiencias. Como por ejemplo: hacer galletitas, crear una corona de navidad con palitos recogidos en paseos, ir al cine por primera vez, leer un cuento de navidad cada noche, crear un regalito para cada familiar (este año vamos a teñir unos servilleteros de madera con tintes naturales y decorar una servilleta de tela), decorar el papel de regalo, hacer un baño de colores navideños, pintar unas piedras para crear un juego de mesa, coser un calcetín de fieltro, decorar la casa...